
La energía eólica está siendo un quebradero de cabeza para todas las compañías renovables. Una tormenta perfecta de inflación, tipos de interés, logística, demanda y problemas técnicos se ha instalado en este sector, situándose en un punto de inflexión clave. Las empresas renovables han tenido un deterioro de activos de 3.000 millones en la primera mitad de 2023 debido a estos problemas. Las últimas víctimas han sido la eléctrica danesa Orsted, reconociendo 4.000 millones de pérdidas, y Siemens Gamesa, que va a ser rescatada por Alemania. Los expertos lo tienen claro, las decisiones y movimientos que ocurran a partir de ahora marcarán el futuro de una de las grandes puntas de lanza para la ofensiva renovable que Europa y EEUU quieren consolidar para las próximas décadas.
Los ocho titanes mundiales de energías renovables (Iberdrola, General Electric, NexEra Energy, Vestas, Siemens Gamesa, Jinko, Brookfiel Renewable y Enphase) han mostrado un punto débil en común: la energía eólica. Toda la cadena del sector atraviesa una profunda crisis por distintos motivos. Mientras los productores de molinos, como Siemens Gamesa, adolecen problemas ligados a fallos de fabricación, las eléctricas con fuertes inversiones en eólica marina están siendo golpeadas por la falta de rentabilidad.
Respecto al primer punto, este ha sido el caso de Siemens Gamesa que anunció problemas técnicos en sus turbinas que le obligaron a restringir sus envíos, pedidos y proyectos. De este modo, Siemens Energy, su matriz, tuvo que afrontar unas pérdidas de 3.718 millones de dólares, aumentando sus pérdidas un 410% debido principalmente a este problema. Ha cerrado un rescate del Gobierno alemán a través de una línea de crédito de 15.000 millones de euros en avales, una solución que han confirmado hoy desde el ejecutivo germánico. Aunque los problemas siguen presentes en la firma alemana y esto se ha visto recientemente en el abandono de su proyecto para levantar una fábrica en EEUU de 187 millones porque "no han podido cumplirse los hitos de desarrollo".
Sin embargo, no es ni mucho menos que el sector se haya visto arrastrado por los problemas de Siemens Gamesa, la realidad es que el resto de firmas a nivel global relacionadas con este negocio han visto crecer sus números rojos. De hecho, según el último informe de Allianz Research, "el sector (en su conjunto) se encuentra en un momento decisivo en su camino, donde las ocho mayores empresas han anunciado una disminución de activos por valor de 3.000 millones de dólares solo en el primer trimestre del año debido a las condiciones turbulentas, en particular a los proyectos de energía eólica, cuyos costes se han disparado y las condiciones para financiarse también", explican los expertos del banco alemán.
El Consejo Mundial de la Energía Eólica ya advertía en su último informe de una gran escasez de componentes están siendo un verdadero lastre para la fabricación de molinos de vientos. En concreto, desde la asociación explicaban que elementos como la caja de cambios, el generador, el freno y las palas se verán sometidos a importantes cuellos de botella, en la cadena de suministro. El resultado es que "la capacidad de producción de turbinas ya no podrá soportar el crecimiento de fuera de Europa en los proyectos de eólica marina" a partir de 2026 y para el 2030 "tendría que duplicarse solo para satisfacer la demanda del Viejo Continente".
"La inflación y las fluctuaciones mundiales de los precios de la energía han puesto en serios problemas a las empresas y varios proyectos en EEUU y Reino Unido", explican los expertos de Allianz. Y corren el riesgo de ser abandonados si los Gobiernos no hacen algo, añaden. Concretando más en los motivos de este cambio de paradigma, la firma incide en que "estos proyectos eran viables con las condiciones previas a la situación actual, cuando las tarifas mínimas estaban garantizadas".
"Los precios han cambiado de golpe, pero ahora los gobiernos se muestran reacciones a reflejar el aumento en las tarifas o a proporcionar un mecanismo de indexación"
Por su parte, el último informe de Fitch Rating, publicado la semana pasada, explica que todos los factores que se han ido sumando (inflación, cuello de botella en suministros clave, tipos de interés altos…), "ha hecho que numerosos proyectos ya no sean rentables, en particular el sector offshore, como se conoce a la eólica marina, debido a la complejidad de estos". En ese sentido, la agencia explica que hay un serio problema de tiempo y de estructura en los contratos que firman estas compañías. "En algunos mercados los promotores trabajan a precios fijos y, cuando hay demoras y los precios cambian, la rentabilidad se desmorona". En ese sentido, remarca que "la eólica marina tienen unos planes más complejos y largos por los que estos problemas se sienten más en este tipo de proyectos", que son las grandes apuestas de los países.
Respecto a los tipos de interés, estos tienen un fuerte impacto en estos grandes proyectos. El motivo es que requieren una fuerte inversión inicial durante su desarrollo y, por lo tanto, una potente financiación que luego se ve compensada por la rentabilidad de la producción. El problema de unos tipos de interés altos es que hace mucho más costosa esa financiación inicial, lo que daña fuertemente a la rentabilidad de estos proyectos que, en muchos casos, partían de un entorno monetario donde el 'precio del dinero' estaba en niveles bajos.
Los parques marinos funcionan con contratos de compraventa de energía a largo plazo (PPA, por sus siglas en inglés). Muchas compañías se están viendo obligadas a romper los acuerdos, ya que los precios pactados con las actuales condiciones del mercado eléctrico generan pérdidas automáticas.
Desde Fitch remarcan que "los precios han cambiado de golpe, pero ahora los gobiernos se muestran reacciones a reflejar el aumento en las tarifas o a proporcionar un mecanismo de indexación". Además, los precios fijados en los proyectos que ahora están sufriendo se realizaron en 2021-2022, una ronda de ofertas muy poco rentables por una intensa competencia que ha hundido la rentabilidad de la producción eólica marina. Estos problemas se están dejando sentir en un sector que lleva meses cayendo en bolsa, de hecho el ETF que reúne a los mayores productores eólicos del mundo, el First Trust Global Wind Energy ETF se ha desmoronado un 25% desde sus máximos de anuales.
Desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE) explican que "nos encontramos en una situación crítica". La confluencia de todos estos factores han provocado que "la industria se encuentre en un momento de extrema vulnerabilidad financiera, con limitaciones de inversión e I+D justo en el momento de mayor expectativa de crecimiento y cuando la industria asiática está mostrando la estrategia de exportación eólica más agresiva de la historia". En ese sentido, la patronal lamenta que "somos vulnerables ahora mismo ante las políticas comerciales agresivas de otros mercados no europeos".
El ejemplo más claro de este momento de crisis es Orsted, el titán eólico danés, que registró de golpe de 3.810 millones de euros de pérdidas solo en el tercer trimestre del año, solo por los problemas que está teniendo en los proyectos de EEUU, donde el aumento de los costes y los retrasos en suministros están provocando estragos en sus cuentas. Debido a esta situación, el director de la firma, Mads Nipper, ha despedido a dos altos ejecutivos para dar un giro a su cúpula ante el golpe que ha sufrido por el abandono de diferentes proyectos por estos problemas. La empresa está lista para tomar decisiones con el valor de la acción en mínimos de seis años, tras haberse desplomado un 54,3% en lo que va de año.
El plan REPowerEU especifica que el viejo continente debe depender de energías renovables en un 45% para el año 2030
Orsted mantenía un consorcio con Olsen Renewables y Hafslund para apostar por todos los proyectos de eólica marina posibles en Noruega. La compañía ha roto la alianza. "Estamos priorizando cuidadosamente nuestras inversiones y, por lo tanto, ajustando el desarrollo comercial y las actividades de licitación, particularmente en algunos de nuestros nuevos mercados", dijo Alana Kuhne, vicepresidenta y directora de nuevos mercados en Europa de Orsted, en un comunicado enviado por correo electrónico. "Como parte de esto, hemos decidido no dar prioridad al desarrollo de la energía eólica marina en Noruega por ahora y, por lo tanto, no participaremos en las próximas licitaciones". Por su parte, también han anunciado otras cancelaciones relacionadas con Estados Unidos, como los parques eólicos de Nueva Jersey, una decisión que provocó caídas en bolsa de hasta el 20% en un solo día.
No todo han sido malas noticias, Nordex, la firma europea especializada en la fabricación de generadores, ha informado de un recorte en el tercer trimestre del 10% de sus pérdidas gracias a nuevos pedidos, llevando a 334 millones de euros sus números rojos . Por su parte, Vestas ha logrado en el tercer trimestre unas ganancias antes de impuestos de 70 millones de euros, más que duplicando las expectativas, aunque anunció que "factores expertos están nublando las perspectivas a corto plazo" y por ello redujeron su orientación para el resto del año.
Sin embargo, los recientes problemas que están sacudiendo a estas empresas podrían poner en una situación delicada a la hoja de ruta de Europa y EEUU. El plan REPowerEU especifica que el viejo continente debe depender de energías renovables en un 45% para el año 2030. Para este objetivo, el plan especifica que deben construirse alrededor de 100 GW de capacidad eólica y fotovoltaica. El plan de Biden para Estados Unidos es incluso más ambicioso, con un 80% de su energía renovable para 2030. Dos escenarios que parecen muy difíciles de lograr si se abandonan los proyectos actuales.
Para hacer frente a esta situación desde la AEE piden una bateria de medidas. Para empezar, una investigación frente a prácticas anticompetitivas de otros actores fuera de la UE (en referencia a unas "agresivas" exportaciones china), siguiendo por "vehicular los fondos europeos a ámbitos que nos permitan tener una capacidad acorde a los objetivos de la UE". Concretando más, también piden una mejora de los diseños de subasta de la UE para favorecer a actores europeos y "no solo el menor coste". "Es una cuestión de emergencia si no queremos sufrir una descapitalización eólica" defiende Juan Virgilio Márquez, director general de AEE.